Vacío... [Libre]

Luego de huír de su casa tuvo que caminar muchos kilómetros para poder llegar a aquel lugar. Se sentía en pésimo estado, y peor teniendo que cambiar a cada rato las vendas de su ojo derecho, que no paraba de sangrar, escocía y lo hacía chillar por lo bajo de vez en vez si algún objeto rozaba aquel sector.
Tenía sed, hambre, y estaba extremadamente cansado, a demás de alguna que otra herida que tenía temor que se infectara.

Había transformado sus brazos a mitad del camino, para ayudarse a caminar con más rapidez, fuerza y agilidad. Por lo tanto, éstos estaban en su forma de largos brazos negros que terminaban en manos con garras gigantezcas, desproporcionados en comparación con el resto del cuerpo. Avanzaba tanto con los pies como con aquellas otras "patas", con una expresión seria y melancólica, y la ropa con cortes y demás roturas a causa del largo viaje.
-Agua... -Susurraba con un hilo de voz, afónico y adolorido.- ...Cheshire quiere agua.

Finalmente llegó al lago, a aquel tan esperado... montón de agua. Le importaba un bledo si no era agua mineral o del grifo, solamente quería saciar su sed lo más rápido posible. Por lo mismo, comenzó a correr a toda velocidad hacia el lago con las orejas erguidas y moviendo la cola, destransformando los brazos. Finalmente se arrodilló a la orilla, y juntándola con las manos, comenzó a beber el agua.

Ael apareció a través del suelo a una distancia prudente.

Había estado huyendo de las personas de su templo. Odiaba estar encerrada ahí tantas horas, cuando fuera de aquella cuatro paredes había un mundo inmenso lleno de cosas que ella quería descubrir por su cuenta, o cosas que ella quería comprar o probarse. Nadie iba a hacer nunca aquellas cosas por ella, y deseaba con todas sus fuerzas poder realizarlas.

Sabía que había elegido un mal lugar, pues el agua era una de sus debilidades, pero había pensado que quizás allí nunca la encontrarían. Con pasos cortos y casi saltarines, Ael se acercó al agua, apoyando la punta del dedo gordo de su pie en el agua, apartándolo seguidamente y creando hondas que le parecieron divertidas y por la que tuvo que reírse por lo bajo.

-Me gusta crear hondas, por eso quiero que hayan hondas de agua en el templo. También quiero un vestido de hondas. Me pregunto si habrá comida con hondas -movió el dedito en el agua, creando más hondas mientras hablaba sola, como casi siempre. Tenía ganas de ver a Blysta y jugar con él hasta que fuese tan tarde que los ojos se le cerrasen y Liz o Tibalt le riñasen para que se fuera a dormir.

El sediento neko había permanecido bebiendo aquel líquido desesperadamente, tan acelerado y ancioso por tomar más y más que a cada rato hacía ruido golpeando las manos y gimiendo por lo bajo de la anciedad. Sentía la garganta seca a pesar de beber tanto como podía, cosa que realmente lo ponía nervioso.

Sin embargo, prontamente pudo oír a alguien más en las cercanías, por lo que alzó la cabeza con las orejas erguidas para oírlo todo claramente, moviendo la cola en señal de desconfianza. Se irguió un poco, quedando con las manos a pocos centímetros del suelo pero de todas maneras sentado (así como suricata xD) y se quedó viendo fijamente a la "jovencita" que estaba cerca, precisamente al otro lado del lago. A pesar de que no sabía precisamente que ella era una Diosa, podía sentir cierto aura inusual.