el templo del fuego -Blysta-

Blysta había notado la presencia del licántropo desde que este había puesto el primer paso en el Templo. Lo había observado sin dejarse ser visto, pues para él aquello no era dificil.

El lobito era interesante, con aquellos mechones de pelo blancos y esos ojos diferentes entre si. Cada vez que veía uno de sus "hijos" se sentía fascinado y podía pasarse horas mirándolo.

Había decidido molestarle un rato cuando el licántropo empezó a rezar en silencio... entonces se puso algo mas serio y escuchó sus oraciones en silencio. Le daba cierta rabia que le rezasen, el no podía hacer mucho por sus lobos, y aúnmenos si sus problemas tenían que ver con una de las razas de Loth.

Decidió que ya era hora de dejarse ver y se materializó tras él, sabiendo que el lobo notaría su presencia abrasadora tras de sí.

Blysta no pudo evitar sonreir ante la reacción del lycan. No se sentía alagado o emocionado por que le tratasen así, ya estaba acostumbrado y de hecho no le gustaba demasiado, le entristecía. Se acuclilló frente a él, con una risa casi juguetona, al ver su expresión desconcertada y casi asustada. No, más bien impresionada.

Dió un pequeño suspiro y al fín habló.

- No hagas eso lobito.- Le riñó y volvió a reirse.- No me gustan las formalidades, ¿Sabes?

Blysta se volvió a reir y alegremente dió un par de vueltas alrededor del licántropo para observarlo desde todos los ángulos. Hacía bastante que no jugaba con ninguno y ya empezaba a echarlo de menos.

Se paró al final delante de él nunevamente cuando este le preguntó y se encogió de hombros. Se acercó más a él y le tocó la nariz, sólo para ver lo que hacía.

- ¿Qué tendría que ocurrir? Tu estabas en mi templo y yo, como buen anfitrión, he salido a recibirte.

Blysta frunció el ceño al ver que el hombre lobo retrocedía, normalmente estos solían quedarse quietos, casi congelados, alucinando por que un dios se dignase a presentarse ante ellos. Aquello lo divirtió más, se veía que era tímido o al menos no muy sociable respecto al contacto con otras personas.

´Puso expresión seria y pensativa, como si fuera a decir algo muy muy importante.

-....

Y de pronto, al final sin decir nada, se tiró sobre el lobo para abrazarle.

- ¡Que contento estoy de que un loito tan lindo haya venido a verme! - Exclamó.

Blysta no le soltó, estaba todo feliz y sonriendte frotando su cara contra la mejilla del lycan mientras reía como un crío. Escuchó lo que el otro le dijo y asintió, dándole la razón. Le gustó aquella expresión de desconcierto.

- Sí, pero nunca estoy.- Dijo tan tranquilo mientras mirba la cabeza de aure con el ceño fruncido. Le faltaba algo...

- Orejas.- Dijo sin más, sin explicar lo que pasaba por sucabeza. (x'D)