Retorno a la ciudad {libre}

[leer ficha de personaje para hacer post más interesante!]

Un par de miradas se detuvieron en sus ojos y en sus labios, pero él las evitó y apresuró el paso. A medida que avanzaba por las grandes calles de la ciudad -procurando tomar el camino de regreso donde menos gente pudiera cruzarse-, recordó la conversación que había tenido con su madre, minutos antes.

- Felipe -le dijo ella, mientras le daba un abrazo del cual él quiso despegarse- Oh querido, estás seguro de que vives bien? Te veo algo pálido.

Felipe, mejor conocido como Gabriel, sonrió y se apartó de los brazos de su madre. Le dedicó una mirada de resignación, una mezcla de "no hay nada que puedas hacer al respecto". Esto lo pensaba dado que su madre debía, si o si, quedarse en Trizel con su hermana pequeña, la dulce Violeta, a quien Gabriel extrañaba más que a nadie desde que viviera solo. Una persona tan comprensiva, y a la temprana edad de 13 años, resultaba para Gabriel el unico ser humano digno de su admiración.

-Mamá, todo estará bien -le contestó finalmente, tras el cruce de miradas- Por lo pronto necesito buscar trabajo, pero nada más.

-Aún no consigues nada?

Gabriel vaciló antes de responder por la negativa. Sin embargo adhirió que tenía en mente un par de lugares donde trabajar, dicho esto, su madre manifestó cierto alivio (que era lo que el rubio quería lograr, obviamente).

-Entonces, te me cuidas pequeño -la señora besó la frente de su hijo, apenas más alto que ella, y pasó al menos 5 minutos saludándolo desde la entrada de su departamento. Gabriel le devolvió el gesto con menor intensidad y se encaminó de regreso.

Odio esta ciudad... me trae recuerdos desagradables...

Inevitablemente, por su cabeza resonó el nombre de Kate, su primer y único amor. Al darse cuenta de esto, buscó con la mirada alguna callecita desolada para descansar, y la encontró.

-Mierda... no quería recordarte...

Sin mirar mucho a su al rededor, se echó de espaldas contra la pared de este pequeño callejón. La pared era de ladrillos colorados. Se dejó caer la piedra fría que constituía al suelo, y solo cuando se sentó sobre ella, observó que al lado suyo yacía a otra persona....